Ya habíamos salido de
emergencias...atrás quedaban los nervios, la agitación de esa noche...solté un
suspiro de alivio...era ya de madrugada...no pasaban taxis en la calle
solitaria...Cai quería caminar...con un poco de temor porque hacía rato había
convulsionado, decidimos regresar a casa caminando...de cuando en cuando miraba
a Cai, con ojos preocupados y vigilantes; ajeno a mis preocupaciones, Cai
caminaba tranquilo, feliz...nadie podría decir que hace unas horas había estado
convulsionado en el piso del baño...me relajé, miré alrededor...la calle estaba
oscura y silenciosa, nos acariciaba una agradable brisa fresca, no había
gente...sólo nosotros tres...Cai y Eduardo caminaban de la mano...yo tomé
también la mano de Eduardo...la así fuertemente, firmemente, buscando
seguridad...
Me tranquilicé...respiré
despacio y me entregué de lleno a la belleza del instante...a pesar de todo lo
vivido esa noche, allí estábamos los tres...a pesar de todo, la noche era
hermosa...la vida nos regalaba ese instante pleno de paz...Seguimos caminando
tomados de la mano...sin prisa...sin sentir el tiempo...sin apuro...yo mirando
la hermosa luna...brillando más que nunca...iluminando nuestro abatido
espíritu...calmando nuestro desasosiego...me dejé llevar...todo iba a estar
bien...
(Escrito el 15/01/2024)
No hay comentarios:
Publicar un comentario