sábado, 3 de agosto de 2013

LA FELICIDAD


Desde que comenzamos este largo camino con Caetano, mi vida ha ido cambiando mucho…yo he cambiado mucho…poco a poco todo este asunto del autismo me ha ido envolviendo como mosca en una telaraña…tratando de descifrar el laberinto del autismo de Caetano y las formas de llegar a él, yo misma he terminado metida en el laberinto…

Hoy por hoy estoy entregada totalmente a Caetano…de día, de noche…no hay descanso…y a veces me quedo tan agotada que no puedo rendir al máximo en cuestiones de mis labores como mamá de Almudena…hacía mucho tiempo que yo no la llevaba al colegio…sino que la llevaba su papá, mientras yo me quedaba en casa con Cai…salir a tomar el micro o el taxi y afrontar el viaje hasta el colegio de Almudena se volvía algo sumamente estresante para mí…tan sólo pensarlo me agobiaba…es que indudablemente mis nervios se han visto afectados…he desarrollado una especie de fobia a los sitios donde haya ruido o mucha gente…cuando salgo procuro hacerlo sólo  si es un lugar cerca de casa…de verdad me pongo muy mal después de viajar en una combi o en un taxi…así que la labor fue derivando a Eduardo…

Pero sucedió algo que me hizo abrir los ojos…Hace poco, Almu, Cai y yo caimos enfermos…una despiadada gripe nos mandó directo a la cama a todos… se imaginan…todos con fiebre a la vez…los bebes salieron rápido de todo, pero yo recaí, y la recaída fue horrible…la cuestión es que en plena recaída de la gripe, botando sangre y mocos verdes por la nariz, con ataque agudo de sinusitis, el pecho cargado de flema, y fiebre que duró una semana, tuve que hacerme cargo de poner al día a Almudena porque había perdido muchas clases en el colegio…y entonces como sea, desde la cama, y a veces sentadas a la mesa, día a día con paciencia nos entregamos a la trabajosa tarea…parecía algo que no iba a acabar nunca…y allí me di cuenta de cuánto me necesitaba Almu en su vida escolar, y en general me percaté de que me necesitaba muchísimo en muchos aspectos que había descuidado por estar viendo todo el tiempo a su hermanito…había que explicarle matemáticas, trabajar más en su orden, darle más disciplina para sentarse a hacer tareas, centrarla…en fin…desde ese momento decidí asumir de nuevo las labores que había delegado a Eduardo…

Hace poco comencé a llevarla de nuevo al colegio…había olvidado esa sensación…parece mentira, pero llevar al colegio a tu hijo o hija puede convertirse en un ritual hermoso…esto es lo que sentí el día que comencé a hacerlo de nuevo…

Estaba yo ayudando a Almu a arreglarse, y a diferencia de otros días pudimos organizar todo en casa para salir temprano con ella…vimos un poquito de su novela favorita en youtube, y luego a lavarse los dientes y salir…

Teníamos tiempo así que decidí ir en bus…el bendito bus se demoraba en llegar, y los minutos pasaban…yo me iba poniendo algo impaciente porque las monjas y la profesora ya me habían advertido que Almu no podía seguir llegando tarde al cole, así que andaba mirando la hora y maldiciendo no haber tomado un taxi en vez de estar paradas allí en el paradero…cuando en eso providencialmente vimos El BUS…nos trepamos a toda prisa la Almu y yo…un micro puede resultar la cosa más estresante del mundo a esas horas, con tanta gente adentro…pero con Almu puede resultar un viaje delicioso…la gorda me hablaba de sus cosas…la historia de su novela, lo que había pasado en el último capítulo…de vez en cuando matizábamos la conversa con un comentario de lo que veíamos por la ventana…yo dándole algunos consejos para su día…sino no sería MAMÁ…allí la tenía a mi gorda, sentada en mis rodillas, abrazadita, tratando de aprovechar esos minutos en que todavía era mía, sin ganas algunas de dejarla en el frío colegio…

Al llegar a su salón, le dí un beso en la frente…mientras la besaba pensaba en que no quería que se quede allí…siempre me ha costado dejarla en su salón…siempre tengo ganas de cogerla del brazo y llevármela conmigo de nuevo…siempre me quedo mirándola largo rato antes de irme, de lejos, tratando de conservar en mi retina su imagen para que me acompañe todo el día…para no separarme de ella…pero había que dejar a Almu…después de quedarme un rato viendo cómo ponía sus cosas en su lugar, di media vuelta cerrando los ojos, calmando la angustia en el corazón y me fui…

Era una hermosa mañana de invierno…no muy húmeda felizmente…un frío soportable  y algo de garúa pequeñita que invitaban a caminar, a pensar…hacía mucho que no lo hacía…que no estaba por un rato conmigo misma…como buena pituca que soy, me daban ganas de meterme corriendo al Starbucks que estaba cerca del colegio…pero no había dinero…así que me fui a una bodega que se había vuelto punto obligado para mí hace ya tiempo, porque vendía café…un cafecito, unas galletitas, sentada en el murito frente a la bodega…unos minutos para mí que parecían la gloria…poder sentarme un rato a pensar…poner en orden mi cabeza, mis ideas…organizar las actividades que se iban a trabajar con Cai esa mañana…Caetano…hacía días que las cosas andaban color hormiga en casa…Cai estaba muy rebelde…gritaba por cualquier cosa, jalaba pelos, daba manotazos…y Eduardo y yo estábamos preocupados por el gordo…pero esa mañana sentí optimismo de nuevo…pensé: “SI, PODEMOS…TODO VA A ESTAR MEJOR…CAI VA A SALIR ADELANTE”…sentada en ese murito con mi café de dos lucas sentía de nuevo fuerzas para seguir…


Tomé el micro de vuelta a casa…por la radio del conductor se escuchaba a José Luis Rodríguez cantando “Dueño de ti, dueño de qué, dueño de nadaaaa”…no me gusta mucho ese tipo de música…pero mientras la escuchaba me acordé de mi papá…de cómo le gustaba escuchar la música del Puma en casa...me acordé de su enorme colección de discos y cassettes…tenía tantos que todos ellos llenaban un enorme estante del tamaño de un muro que había en casa…era adicto a la música, y adicto a comprar cassettes…los vendedores de las tiendas de discos hacían su agosto con él, pues compraba todo lo que le ponían delante…no pude evitar sonreir…con una sonrisa grande, amplia, como hace tiempo no sonreía…con lo tímida que soy, me puse a cantar a voz el cuello haciéndole coro al Puma…supongo que la gente me debe haber mirado…no era la conducta más lógica para alguien que viaja en micro…pero qué diablos tenía la lógica que ver con lo bien que me sentía en ese momento…así que me pasé todo el trayecto a casa cantando…y sintiéndome rotundamente FELIZ…y es que así es la felicidad…a veces esquiva…a veces parece tan lejana, pero cuando viene, siempre de improviso, hay que saber abrazarla inmediatamente, aferrarte a ella aunque sea por unos pocos minutos…pues para mí eso es la felicidad…hermosos momentos que hay que gozar plenamente…momentos como esa mañana cuando dejé a Almu en el colegio…momentos que renuevan nuestra paz interior, y que nos hacen tener de nuevo fuerzas y esperanzas…