Eduardo lo ayudó a trepar por el muro que nos separa, y el hombre pudo
escapar por nuestra escalera y finalmente salir a la calle...nerviosos y
todavía desconcertados corrimos a despertar a los chicos...en el desconcierto y
el caos no nos poníamos de acuerdo sobre nada...además no teníamos nada a
mano...no encontrábamos las mascarillas...ni las casacas...había que apurarse
pues el humo podía propagarse rápidamente...finalmente salimos con lo que
pudimos...los chicos y yo sin mascarillas...los pijamas puestos...
La calle estaba llena de personas, entre bomberos y policías...las
llamas del incendio ardían inmensas y amenazantes...los bomberos hacían su
labor...mientras todo esto pasaba yo me moría de miedo...allí estábamos en
plena cuarentena...sin mascarillas, sin protección alguna...en medio de tanta
gente...en plena calle...una pesadilla hecha realidad...abracé a Almu y
Cai...mi mano aferrada a la mano de Caetano...tenía miedo de que saliera
corriendo...mi mamá y su pareja ( que viven en el piso que está debajo de
nosotros) nos pasaron unas mascarillas...Caetano no quería usar la
mascarilla...se la sacaba a cada rato...y yo se la ponía de nuevo...empezaba a
impacientarse, y había que tranquilizarlo...cómo explicarle lo que estaba
sucediendo?...felizmente pude encontrar las palabras necesarias para explicarle
lo que pasaba con claridad y que entendiera por qué no debía quitarse la
mascarilla...y se tranquilizó...
El tiempo pasaba, y seguíamos sin poder entrar a nuestra casa...hacía
frío...decidimos dar una vuelta para entretener a Cai...era la primera vez que
los chicos salían desde que comenzó la cuarentena...la primera vez que veían la
calle en tres meses!!! Nunca voy a olvidar la carita de Caetano...sus ojos bien
abiertos, mirándolo todo con asombro...dando saltos de alegría...antes del
coronavirus salíamos mucho a caminar con él...Cai nos jalaba...quería ir al
parque...como tantas veces antes de esta cuarentena...pero decidimos mejor
regresar...
Poco después, casi al amanecer nos dijeron que podíamos entrar a nuestro
departamento...acostamos a los chicos...nos echamos para dormir un poco antes
de que empezara el día...pero yo ya no pude conciliar el sueño...
Me quedé pensando en las ironías de la vida...tres meses en casa,
teniendo todos los cuidados para no salir a la calle...para que nadie aquí en
casa se contagiara...sintiendo que mi hogar era un lugar seguro...y en un
segundo toda tu red de seguridad hecha pedazos...así sin más...de pronto el
miedo...la vulnerabilidad...darte cuenta lo frágiles que somos...lo frágil que
es esta vida...ponerte por un angustioso momento en los zapatos de tantas otras
personas que podrían estar viviendo verdaderos dramas en ese preciso
instante...dramas de verdad...personas enfermas luchando por su vida...personas
que mueren...personas que pierden a sus seres queridos...
Entendí más que nunca que lo importante es el presente...este minuto en
que escribo...este minuto en que estamos juntos...mi familia y yo...entendí que
lo único que en verdad importa es que estamos bien...tenemos un techo donde
abrigarnos...tenemos salud...tenemos comida...tenemos vida...las cosas buenas
hay que disfrutarlas...y las cosas malas olvidarlas...dejarlas atrás...esta
vida es fugaz...y hay que vivirla intensamente...como si cada día fuese el
último...
Nada más importa...
(Escrito el 15 de junio del 2020)