domingo, 27 de abril de 2014

UN MENSAJE CELESTIAL


Como ya lo he dicho muchas veces en este blog…soy agnóstica…significa que ni soy creyente, ni soy atea…muchas veces a lo largo de este difícil camino que recorremos con Cai me he sentido muy sola…muchas veces he sentido que no hay un Dios que me escuche allí arriba…pero debo confesarles que a pesar de este sentimiento…en mis momentos de mayor desesperación he caído de rodillas, llorando, rezándole a ese Dios para mí difuso, abstracto, esquivo…pidiéndole ayuda porque ya no daba más…diciéndole a Dios: “por favor, si existes, ayúdame…ya no tengo fuerzas…ayúdame, ilumíname para saber qué debo hacer con respecto a Cai”…

Hace poco….a fines del año pasado, pasaba por una de estas etapas oscuras…estaba desesperada…había pasado unos días muy difíciles con Cai, estaba agotada…al límite…y como suele pasar cuando me siento así, salí un momentito, me escapé al café que está enfrente a mi casa…quería estar sola…las lágrimas se me salían…en la mesa del café, que felizmente estaba vacío, sin gente que me viera, me permití por fin llorar…había estado muy mal toda la noche, y le había pedido ayuda a Dios…mientras pensaba en ello, sentada en la mesa tomando mi café, me preguntaba, como tantas veces: “habrá un Dios allí arriba, viéndome, escuchándome…habrá un Dios allí arriba que sepa lo que me pasa…que pueda ayudarme con Caetano?...me siento tan sola con todo esto…es demasiado…

Tomé otro sorbo de café…era una pregunta que no tenía respuesta para mí…estaba agotada…mis nervios destrozados, mi fé quebrantada…sin esperanzas…todo era tan confuso…tan difícil…

Me quedé un ratito más allí…hasta que me dije a mí misma que no tenía sentido seguir preguntándome cuestiones metafísicas en esa mesa….ya me había terminado mi café, y tenía que regresar a casa…a la realidad…así me sintiera mal, así no tuviera más fuerzas, la vida seguía su curso…Cai me esperaba, me necesitaba…había que continuar…así que me levanté, y salí del café…en eso, apenas pisé la calle, una señora me interceptó…y extendiendo su mano hacia mí me preguntó: “TE PUEDO DAR UNA TARJETITA?”

Pensé que estaba repartiendo algún tipo de publicidad…pero se me hizo un poco raro por la facha de señora acomodada que tenía…aún así no me hice problemas y extendí la mano para aceptar lo que me ofrecía…era una tarjetita…yo estaba apurada, pero me tomé un momento para leer lo que decía…este era el mensaje:

"¿CREES EN LA EXISTENCIA DEL AIRE, TAN NECESARIO PARA NUESTRA VIDA?
Si no existiera no podríamos vivir, es muy necesario para que podamos respirar.
Entonces, si crees que existe, ¿Por qué no me dices qué forma tiene, de qué color es, podrías guardarlo en un recipiente?
Todos los días conversas, cantas, gritas, escuchamos nuestras voces pero no podemos ver nuestras palabras.
Si miramos hacia el espacio sólo vemos el cielo, pero ¿te imaginas los miles de millones de mails, mensajes de texto, llamadas telefónicas, fotos, informaciones, que están circulando?...
Si fueran visibles, tal vez no podríamos ver el sol.
Aunque hayan cosas que no se ven ¡existen!
Así es Dios.  El es real, está en todo lugar, pero como el aire, no se vé.  Sólo podemos experimentar su presencia en nuestras vidas a través de la FÉ. ¿Sabes que significa esta palabra?
CREER EN LO QUE NO SE VÉ."

Apenas terminé de leer esto, levanté la vista buscando a la mujer que me había dado la tarjetita…ya no estaba…me quedé pensando en la tarjeta providencial…en su mensaje…era sólo una casualidad?...o era Dios…diciéndome: “ves, mujer de poca fé…yo siempre estoy aquí…yo siempre te escucho….no estás sola…”

Existía Dios? 

Parada allí frente al café…a unos pasos de mi casa…una vez más no encontré la respuesta a mis preguntas…pero por unos instantes me permití creer…creer que era Dios…que con sus misteriosos designios había escogido a esa mujer para enviarme un mensaje…por unos hermosos segundos me permití sentir que no estaba sola con mis penas…que había alguien allí arriba protegiéndome, abrazándome, cuidándome…dándome paz y fuerza…


Guardo todavía la tarjetita en mi agenda…cada vez que estoy muy mal la leo…supongo que hay cosas para las que no voy a tener nunca una respuesta…lo único que sé es que aquella vez, frente al café, con mi tarjetita en la mano, me sentí mejor…y tuve fé…porque finalmente de eso se trata todo…de TENER FÉ

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