Era ya tarde en la noche…Caetano ya se había
dormido, y Almudena estaba a punto de irse a su cama cuando en eso me contó
algo que le había pasado en el día…hace poco Almu había tenido la valentía de
decirle a su profesora que ella se consideraba agnóstica…y la profesora
preocupada, le dijo hoy lo siguiente:
“Almudena, si quieres saber si Dios existe, reza el rosario todos los
días, y después de hacerlo, recién entonces dime que eres agnóstica y que no
puedes probar si Dios existe”…
Yo la escuché y mi primera reacción fue enojarme con la
profesora, pues pensaba que ella no tenía ningún derecho a meterse con sus
creencias o no creencias…pero después de pensarlo un poco le dije a Almu: “puedes rezar diez mil veces el rosario…eso
no te va a dar el convencimiento de que Dios existe…uno llega a ese
convencimiento cuando uno tiene madurez, luego de pasar por muchas cosas…cuando
lo sientes en el corazón…no puedes responder a esa duda ahora, por eso eres
agnóstica…ser agnóstico no significa que no creas en algo…significa que no
puedes afirmarlo a ciencia cierta…no puedes probar ni la no existencia de Dios
ni su existencia…”
Y continué:
“Mira…yo soy agnóstica, pero soy una agnóstica muy especial…yo sí creo
que debe haber una energía superior…una energía de amor, que nos acompaña…creo
que no estamos solos…no te puedo dar pruebas de lo que digo…pero por cosas que
me han pasado cuando he estado desesperada con todo lo de Caetano es que pienso
que existe esa energía allí arriba…lo que la Miss llama Dios…”
Y me puse a contarle muchas cosas extrañas que me
han sucedido las veces que he rezado a Dios pidiéndole ayuda…consciente de mi
agnosticismo, pero a la vez sintiéndome tan desesperada y sola que sólo me
quedaba pedirle ayuda a un ser superior…los ojitos de Almu brillaron con
alegría…y su carita se llenó de asombro…entonces le dije: “yo no te puedo dar
pruebas de la existencia de esa energía o ser superior…pero dentro de mi
corazón siento que hay una gran probabilidad de que exista esa energía inmensa
de amor…tengo fé en que debe haber algo superior…finalmente nosotros solo
sabremos de que se trata todo cuando tengamos que morir”…
Entonces Almu me miró con los ojitos llenos de
preocupación y de angustia y me dijo:
“mamá, yo no quiero morir…tengo miedo de morir…tengo miedo del ciclo de
la vida…no quiero dejar de vivir en esta tierra, no quiero estar lejos de ti,
de papá, sentirme sola…”
Me sentí sobrecogida y triste porque sabía que ese
miedo de Almu es el mismo miedo que todos tenemos desde que tenemos conciencia
de las cosas…me sentí impotente porque no podía ahorrarle esa
sensación.,..acabar con su miedo…pensé que ser agnóstica no ayudaba…que si yo
fuera católica creyente me bastaría con afirmarle que Dios existe, que todos
nos vamos al cielo cuando morimos, que tengo fé absoluta en todo lo que
afirmo…y calmar el corazón atormentado de mi hija con una buena dosis de
dogmatismo…pero sólo atiné a abrazarla muy fuerte, acariciar su cabecita y decirle: “no tengas miedo Almu…ya te he dicho antes
que morir es tan solo cambiar de un estado a otro…como cuando una oruga se
convierte en mariposa…yo…mi espíritu, mi amor, siempre voy a estar contigo, con
Caetano…mi amor con ustedes, y tu amor y el de Caetano conmigo…en esta vida y
dimensión y en la que venga después…estaremos siempre juntos…cuando uno se
muere, nuestro espíritu viaja a una dimensión donde no necesita un cuerpo,
somos energía que se libera y viaja hacia un lugar de paz y amor…y allí estaremos
juntos siempre…no creo que solo seamos seres que nacen, crecen, se reproducen y
mueren…no creo que nuestros huesos y cuerpo se vuelvan polvo y en eso
acabemos…para mí debe haber algo después…algo inexplicable…algunos creen que
después de esta vida hay otras vidas”…Almu me interrumpió: “resucitamos como Jesús?”…le dije: “no creo que resucitemos con nuestro
cuerpo…creo que es más probable que al morir, nuestro espíritu se reencarne en otra vida, en otro cuerpo, y
que así pasamos por muchas vidas, mientras nuestro espíritu aprende, se
perfecciona para finalmente regresar a la energía de amor de la que vino…finalmente
de eso se trata la vida, de aprender a ser mejores seres humanos y aprender a
amar, para eso venimos al mundo…”
Como Almu todavía se veía preocupada, la miré a los
ojos y le dije: “por qué no haces lo que
te dijo tu Miss?”…por qué no le rezas a Dios?...aún si no sabes si existe o
no…inténtalo…no tienes que hacerlo como te dice tu Miss…no hace falta recitar
el padrenuestro o el ave maría, o rezar los misterios del rosario, sino hablar
con las palabras que salen de tu corazón…por qué no dices esto: “Señor, te pido que me ayudes para no sentir
más miedo ni angustia, te pido que me des paz y tranquilidad para afrontar
todos mis problemas…te agradezco todo lo que me das…amén” …así es como yo
rezo…no necesitas abrir las palmas de tus manos ni extenderlas hacia el cielo,
no necesitas ni siquiera persignarte, es sólo eso…hablar con Dios…a tu manera” …
luego recordé la oración de la serenidad, la que tantas veces repito cuando
estoy intranquila y le dije: “algunas
personas rezan mantras…palabras que repiten una y otra vez para lograr sentir
paz…hay muchas…puedes decir OM, o NAM-MYOHO –RENGE-KYO …o también puedes decir
estas palabras que a mí me ayudan mucho:
“Señor, concédeme la serenidad, para aceptar las cosas que no puedo
cambiar, valor para cambiar las que puedo, y sabiduría para reconocer la
diferencia”…le conté a Almu donde había aprendido la oración y cómo me ayudaba
a conseguir paz en los momentos de zozobra…se lo conté muy emocionada…con la
certeza en el corazón de estar dándole a mi hija un regalo muy especial…con la
certeza de estar viviendo un momento hermoso, íntimo y emotivo con ella…
Cuando le ví la carita…de nuevo sonreía…y me
preguntó: “me puedes escribir la oración
para llevarla conmigo?”…le dije que claro que sí…y ella añadió: “Esta noche voy a rezar”…mientras la
acompañaba a su cuarto le dije: “pero
tienes que hacerlo tú sola…yo no voy a rezar contigo…tienes que hacerlo cuando
estés tranquila, en tu cama, con las luces apagadas…pues es algo personal…estoy
segura que te vas a sentir mejor después Almu…todo va a estar bien”…
Y yo...después de acostarla y apagar las luces, me
quedé sola…esperando con toda el alma haber encontrado las palabras para calmar
las dudas de su alma…deseando que a pesar de mis propias incertidumbres y
cuestionamientos, mi amor haya encontrado el mejor camino para expresarse, para
envolverla, para darle la seguridad que tanto necesita…para darle paz…y
mientras sentía todo esto adentro, prendí la computadora y me puse a escribir
estas líneas que ahora ustedes están leyendo…pues sé que al escribirlo este
hermoso momento no pasará como tantos recuerdos, sino que se hará
eterno…perdudará en el tiempo…y algún día Almu le leerá estas líneas a sus
hijos…y mi amor siempre estará allí…por siempre…para siempre…
© 2015 Verónica Esparza Paz. Todos los
derechos reservados.
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